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Descubre la popular fascinación con el Mundo Fungi en Chile

El Mundo Fungi se ha convertido en todo un fenómeno en redes sociales, con ávidos fotógrafos buscando los mejores y más raros ejemplos de hongos en Chile. En nuestro país, existen numerosas especies que pertenecen al Reino Fungi nacional, que además de destacar por sus colores y formas, también son actores clave en el equilibrio de la biodiversidad en la naturaleza chilena.

La ONG local Micófilos se ha dedicado al estudio de estas especies y explican la relevancia de sus funciones, como el hecho que se encargan de la descomposición de materia orgánica muerta presente en diversos ecosistemas.

“Los hongos forman micorrizas con aproximadamente el 90% de las plantas vasculares, lo que les permite a éstas crecer en mejores condiciones, tener más resistencia a patógenos y conectar árboles en los bosques para intercambio de nutrientes e información que les permita defenderse”, ejemplifican desde la ONG. Este fenómeno, que es un tipo de simbiosis entre los hongos y plantas a través de las raíces, es una maravillosa forma en que el mundo Fungi colabora con un ecosistema sano y fuerte.

Además, existen los hongos saprótrofos que reciclan nutrientes y los parásitos que controlan poblaciones, para que no exista dominancia de una especie sobre otra.

Los hongos o setas en Chile son parte esencial en el equilibrio y bienestar de múltiples especies de plantas locales que, además de su particular belleza y atractivo, suma cada día más adeptos que quieren saber más de ellos.

En este artículo te contaremos de los hongos silvestres en Chile más característicos, escogidos por sus expertos, y donde pueden ser encontrados y fotografiados.

Mycena cyanocephala:

“Esta pequeña seta destaca por su asombroso color azulado que no deja a nadie indiferente a la hora de encontrarla”, destacan desde Micófilos. Se puede ver en diversos troncos en descomposición como, por ejemplo, en el bosque esclerófilo costero, pero su tamaño mínimo (2 centímetros), hace que sea muy difícil de captar.

Se encuentra en amplias partes desde la zona central chilena hasta la Patagonia y es importante destacar que no es comestible.

Entoloma necopinatum:

Hermoso hongo verde que, al igual que el anterior, es de un tamaño muy pequeño. De acuerdo con el Ministerio de Medio Ambiente se encuentra en un grado de amenaza importante, siendo su principal peligro la deforestación.

Los aficionados del mundo fungi buscan a este pequeño hongo como un gran tesoro, ya que suele ser muy raro de encontrar. Se puede observar en Chiloé y crece desde la zona de Biobío hasta el área de Los Lagos y muchas veces, dado su particular color, se confunde con la vegetación que lo rodea.

Amanita muscaria:

Una de los hongos más populares es probablemente la seta más conocida en el mundo, por su inconfundible sombrero rojo con escamas blancas. La ONG Micófilos destaca su belleza, pero comentan que es una especie introducida en nuestro ecosistema, que ya se ha encontrado dentro de bosques nativos y tiene potencial para desplazar especies autóctonas.  Además, muchas veces es consumida con fines recreativos, ya que posee propiedades psicotrópicas. “Se desaconseja totalmente su consumo, ya que contiene toxinas que dañan tanto el sistema nervioso como el gastrointestinal”, advierten.

Sus seguidores pueden encontrar este cosmopolita hongo en ciertas zonas de Biobío. Puede llegar a medir casi 20 centímetros y crece en bosques asociado a las raíces de los árboles, con los que intercambia sales minerales y sustancias. Se puede observar mayormente en los meses de otoño e invierno.

Cortinarius magellanicus:

Llamativo hongo que se observa durante los meses de enero a mayo y crece cerca de árboles principalmente del género Nothofagus, asociado a sus raíces.  Es una hermosa especie de un impactante color púrpura, lo que lo transforma en unos los favoritos de los seguidores del mundo Fungi.

Se puede encontrar desde la zona del Maule hasta Magallanes y, al igual que otras especies, es de un tamaño muy pequeño y su principal amenaza es la deforestación.

Grifola gargal:

Este crespo y frondoso hongo es el único de la selección que ¡es comestible! Se describe su sabor como fuerte y dulce. De textura agradable y firme se utiliza mucho en sopas, como también para salteados y al horno con especias.

Los expertos del sitio hongos.cl comentan: “Es importante recolectarlo en buenas condiciones, debido a que su sobre madurez cambia sus características y puede llegar a causar un malestar estomacal.”

Se puede encontrar en las zonas de Biobío y La Araucanía y crece en forma restringida sobre ramas y fustes de árboles en pie o caídos del género Nothofagus.

Cyptotrama hygrocyboides:

Otro de los favoritos de los fotógrafos del mundo Fungi, que igualmente es muy difícil de encontrar, es esta seta de brillante color anaranjado que se puede observar en bosques ubicados en áreas costeras, como el Parque Fray Jorge en la zona de Coquimbo.

Es un hongo de tamaño mediano y crece en troncos muertos, en las quebradas sombrías y húmedas del bosque esclerófilo costero entre Fray Jorge y la zona del Maule. Es bastante escaso y lamentablemente se encuentra en serio grado de amenaza, debido a la fuerte degradación de su hábitat.

Atheniella adonis:

Este hermoso y diminuto hongo es una de los más populares entre los seguidores de estas especies fúngicas. Es de un cálido color rojizo a rosa, con un pequeño sombrero y largo tallo, transformándola en una de las setas más icónicas que existe.

Se puede observar en la zona sur hasta la Patagonia chilena y crece en suelos de bosques de la zona. No es endémica de Chile, ya que se encuentra en muchos otros lugares del mundo como en el hemisferio norte y Oceanía.

Anthracophyllum discolor:

Esta especie de hongo es nativa de Chile y Argentina y sus cuerpos tienen forma de concha, de color anaranjado como ladrillo, con estrías.  Se distribuyen en grupos a lo largo de ramas secas de varias especies de árboles nativos y se pueden observar en bosques en las zonas desde Coquimbo hasta Biobío.

Cómo crecen en ramas secas o troncos muertos de árboles, su función contribuye a la descomposición de la madera muerta, colaborando con el ecosistema completo.

Agradecimientos a ONG Micófilos
Créditos fotografías:
Chris Valdés-Reyes
Carola Venegas
Viviana Salazar-Vidal
Lía Inostroza
Gerald Poblete
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